martes, 22 de enero de 2013

DESDE ALANGE A FUNDAR BADAJOZ


Ya hemos hablado de nuestra ruta de subida al Castillo de la Culebra en Alange, hemos conocido de primera mano cómo es el terreno, en qué estado se encuentra la edificación, las vistas que su emplazamiento nos ofrece, cómo es el descenso e incluso hemos avanzado algunos puntos de la degustación gastronómica que disfrutamos y las visitas paralelas que se pueden realizar.
Pero llegados a este punto no podemos avanzar en nuestro camino sin detenernos un instante a apuntar algunos datos de la historia de este castillo, hoy en ruinas, pero que antaño tuvo tal importancia que llegó a ser el punto desde el que Ibn Marwan partió con sus huestes hacia Badajoz para fundar la que hoy es la mayor ciudad de Extremadura.
Ibn Marwan
Como hemos visto en anteriores entradas, el castillo de Alange está situado sobre un cerro de roca granítica, llamado de la Culebra (que da nombre a la fortaleza) a cuya falda se extiende la localidad de Alange, divisando igualmente desde sus muros la confluencia del río Matachel con el Guadiana, anteriormente de manera inalterada, hoy en día con el impresionante paisaje que ofrece el Embalse que lleva el mismo nombre de la localidad. Así mismo, la altitud de su ubicación (unos 500 metros) hace posible divisar los castillos de Hornachos y Montemolín.

Su origen no está muy claro, pero se cree que ya en tiempos de los romanos en Hispania se construyó un bastión en esta sierra, conocido como Castrum Colubri, nombre del que derivaría Castillo de la Culebra. La conquista árabe significó la reconstrucción del fortín en torno al siglo IX, pasando a conocerse como Hixn-al-Hanash, dando nombre a la localidad de Alange (los cambios y adaptaciones del lenguaje hacen que su nombre vaya pronunciándose posteriormente como al-Hanash o al-Hanx, como al-Anj después y quedando como Alange finalmente).



Sus moradores tomaron parte en la rebelión cuyo líder fue el fundador de Badajoz, Ibn Marwan, sitiado en este emplazamiento por el emir Muhamad I durante varios meses, mientras que en el año 915 el rey Ordoño I asalta el castillo y lo devuelve a manos cristianas hasta que definitivamente en 1243 el rey Fernando III el Santo lo dona a la orden de Santiago, quien lo convierte en el centro de una Encomienda, tarea a la que es destinado hasta que es finalmente abandonado aproximadamente en el año 1550.

                                                                                            

Si hablamos de cómo ha tratado el paso de los siglos al Castillo de la Culebra, tenemos que decir que su aspecto actual no es muy imponente, pero los visitantes pueden admirar en él tres torres que se mantienen en pie, incluida la del Homenaje, observándose cómo los materiales principales mampostería y ladrillo añadidos a la obra de origen musulmán, unos materiales que igualmente se distinguen en la Puerta del Sol, puerta de acceso a este castillo extremeño, puerta de acceso a su historia.

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